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Jamón ibérico de bellota, beneficios para la salud.

Jamón Ibérico

El jamón ibérico de bellota es uno de los grandes tesoros de nuestra gastronomía. Ahora un estudio promovido por Joselito revela que también es una fuente de salud.

El jamón ibérico de bellota es uno de los productos de nuestra gastronomía más apreciados dentro y fuera de nuestras fronteras. Un manjar que puede ser disfrutado en cualquier momento del día, tanto solo como formando parte de suculentos platos a los que aporta sus deliciosos aromas.

Además de resultar delicioso al paladar, el jamón ibérico posee unas propiedades nutricionales excepcionales que le definen como un alimento muy saludable y con grandes beneficios para la salud de quienes lo consumen.

¿La grasa del jamón ibérico es saludable?

Jamón Ibérico
Corte de Jamón Ibérico

Según se ha demostrado en estudios científicos, las grasas del cerdo ibérico de bellota tienen más del 55% de ácido oleico, producen un efecto beneficioso sobre el colesterol en sangre y elevan la tasa del colesterol «bueno» (HDL).

Según Emilio Martínez de Victoria, catedrático del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Granada, «la grasa de animales rumiantes es mucho más rica en ácidos grasos saturados que la de los cerdos en general». La diferencia se nota aún más si se compara con los ibéricos, con alimentación especial, por ejemplo, la bellota. Estos, si además «son montaneros, es decir, que caminan mucho, tienen mucha menos grasa y más músculo».

Sobra decir que el jamón ibérico es uno de los caprichos gourmet por excelencia, pero su aspecto «saludable» es puesto en duda. Mientras que para muchos es uno de los alimentos más sanos, para otros es una fuente de grasas animales. Hoy vamos a desvelar sus mayores beneficios.

¿La grasa del jamón ibérico es saludable?

Según se ha demostrado en estudios científicos, las grasas del cerdo ibérico de bellota tienen más del 55% de ácido oleico, producen un efecto beneficioso sobre el colesterol en sangre y elevan la tasa del colesterol «bueno» (HDL).

Según Emilio Martínez de Victoria, catedrático del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Granada, «la grasa de animales rumiantes es mucho más rica en ácidos grasos saturados que la de los cerdos en general». La diferencia se nota aún más si se compara con los ibéricos, con alimentación especial, por ejemplo, la bellota. Estos, si además «son montaneros, es decir, que caminan mucho, tienen mucha menos grasa y más músculo».

Según el experto, «el jamón se puede consumir en pequeñas cantidades entre dos y tres veces por semana».

El jamón ibérico, fuente de vitaminas y minerales

El jamón ibérico proporciona proteínas, vitaminas B1, B6, B12 y ácido fólico, necesarias para un buen funcionamiento del cerebro. También es rico en vitamina E (antioxidante) y en minerales como el cobre, calcio, hierro, zinc, magnesio, fósforo y selenio.

Compatible con dietas bajas en calorías


Por cada 100 gramos de jamón ibérico de bellota, el aporte calórico es de unas 250 kcal, por lo que un consumo moderado no perjudicará las dietas bajas en calorías.

Su pega es que contiene sal, pero es el tipo de jamón que menos tiene de todos (entre el 2,5% y el 4,5%), tiene un 5%.